miércoles, 23 de octubre de 2013

Cuando no tienes el cepillo de dientes a mano

Todos sabemos que es muy importante lavarse los dientes después de cada comida ya que cuando comemos se forma una capa de sarro en nuestros dientes. Este sarro, que se deposita, debilita nuestros diente haciéndolos más propensos a desarrollar caries.


Esa es una de las muchas razones por las que debemos cepillarnos los dientes después de cada comida. Además un mal cepillado dental o una higiene bucal no adecuada puede derivar en un mal aliento, también conocido como halitosis, producto de la fermentación de los residuos que van quedando en los espacios interdentales.

Por el contrario, el cepillado de los dientes ayuda en la prevención de la formación de la placa dental.
La placa dental es una fina capa de suciedad que se adhiere a los dientes. Esta capa es muy pegajosa y actúa como imán para las bacterias y el azúcar, y aquí, es donde radica el mayor problema. Debido a que las bacterias se tiran al azúcar igual que las moscas a la miel, cuando estos microorganismos (bacterias) encuentran el preciado azúcar que queda en los diente lo descomponen en ácidos que destrozan el esmalte  dental, derivando en la formación de agujeros en los dientes, lo que conocemos como caries.

La placa dental también puede provocar gingivitis, una enfermedad en la boca que produce el enrojecimiento de las encías, a parte de inflamación, dolor e incluso sangrados.

Hay que tener en cuenta que del buen estado de las encías depende el estado de salud de los dientes e incluso de órganos tan importantes como el corazón.

Para pode evitar la formación de esa dañina placa dental, llena de gérmenes y residuos alimenticios, lo único que tenemos que hacer es cepillarnos los dientes.
Cuando nos cepillamos los dientes, después de cada comida, conseguimos eliminar la placa dental y además adquirimos un aliento fresco que nos hace sentirnos mejor y lucir con más ganas una hermosa sonrisa.

Además de cepillarnos los dientes, al menos una vez al día, debemos de utilizar un enjuague bucal. Los enjuagues bucales lo que hacen es eliminar todo tipo de bacterias presentes en la cavidad oral propiamente dicha, es decir, eliminan tanto las bacterias dañinas como las beneficiosas, de ahí que solo se deba utilizar una vez al día.

Luego, a parte del cepillo de dientes, también tenemos el hilo dental que elimina mayor cantidad de placa dental.


 

Todo esto está muy bien,  pero el nivel de vida de algunas personas no es compatible con un cepillado dental después de cada comida, bien porque se toman el café de la mañana en un bar, porque comen a prisas en un restaurante de comida rápida o porque salen a cenar. Por este motivo, en este post queremos ofrecer formas naturales y alternativas de "cepillarse" los diente sin cepillo dental.

Cuando sales a comer o a cenar, una buena opción para asentar la comida en el estómago es la ingesta de una infusión, pues bien, el consumo de ciertas infusiones, sin azúcar, son una buena opción para "lavarse los diente" sin uso del cepillo.

Una de esas infusiones es la menta. La menta es una planta que crece de forma silvestre por todo nuestro país. La podemos encontrar formando matas olorosas cuando paseamos por el monte o bien en floristerías. Las hojas de esta planta se cosechan y se dejan secar y luego con ellas se realizan las infusiones.

Planta de menta
La menta el efecto que produce sobre los dientes es debido a su contenido en mentol. Esta planta estimula la producción de saliva, el mejor protector natural frente a la caries, los problemas gingivales y el mal aliento.

La otra infusión que actúa sobre los dientes es el té. Esta bebida reduce la acidez bucal frenando la desmineralización del diente y limitando la acción de las bacterias que producen la caries y la gingivitis.

Cultivos de té

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