viernes, 25 de octubre de 2013

La cola de caballo

La cola de caballo es una planta que encontramos en terrenos húmedos. Es rica en como calcio, hierro, selenio, magnesio, silicio, manganeso, zinc, cromo, cobalto, fósforo, potasio y aluminio.

Es una planta medicinal  que ya utilizaban antiguamente médicos romanos y griegos. Es empleada desde hace muchos años para paralizar hemorragias, curar heridas y úlceras, para los problemas de riñón y la tuberculosis.

Su alto contenido en silicio es aprovechado para enfermedades óseas como la osteoporosis.

Tiene un alto poder diurético, por esta razón representa un papel muy importante en la dieta de personas que pretenden adelgazar.

En resumidas cuentas los principales beneficios que ofrece esta planta son su función como adelgazante y potente diurético. Su consumo es muy recomendable para la eliminación de toxinas y como consecuencia poder bajar de peso y eliminar el exceso de líquidos presentes en el organismo. Es con diferencia, una de las plantas más diuréticas que se conocen, capaz de hacer orinar a una persona un 50% más de lo habitual.

La cola de caballo también es muy útil para las hemorragias, ya que ayuda mucho a paralizar sangrados, entre otras cosas por su capacidad astringente.

Favorece la flexibilidad, tiene una alta capacidad de cicatrización y así mismo, también es muy bueno para la piel en términos generales. Favorece además el fortalecimiento de las uñas.

Ayuda a combatir de manera muy eficaz afecciones como la artritis y problemas de garganta.


La cola de caballo puede ser consumida de diferentes modos, dependiendo de la finalidad para la que se utilice. Para adelgazar lo ideal es tomarlo en infusión, aunque también existe la posibilidad de tomarlo en comprimidos. Para tratamientos de la piel, se utiliza impregnando gasas en líquido de infusión.

Hay que tener en cuenta una serie de aspectos a la hora de su utilización. Los nutricionistas aconsejan no consumir estracto de la planta durante más de 7 semanas, ni obviar los consejos de los médicos. Un consumo extremo podría provocar la irritación del aparato digestivo. Tampoco debe tomarse en caso de embarazo, lactancia, reflujo gástrico o gastritis.

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