Hidroterapia

El agua es un elemento que se utiliza con fines curativos desde hace miles de años.

La hidroterapia es una de las técnicas que usa el agua como medio para aliviar el dolor o como complemento a tratamiento para ciertas enfermedades. Se basa en la capacidad que posee para transmitir calor o frío. Como consecuencia de la temperatura del agua, se producen diferentes reacciones en el cuerpo, que se denominan efectos térmicos.

Se producen diversas reacciones dependiendo del grado de calor del agua que se utilice:

Agua fría: Provoca la vasoconstricción de vasos periféricos y por lo tanto produce sensación de frío. Posteriormente provoca sensación de calor y enrojecimiento por vasodilatación de vasos de la piel. Se utiliza para reducir inflamaciones y para incrementar las funciones metabólicas.

Agua caliente: Su aplicación tiene como consecuencia la vasodilatación periférica, enrojecimiento de la piel y y aumento de la temperatura del cuerpo. Se usa para aliviar el dolor, aumentar las defensas, disminuir el estrés, relajar el organismo, etc.

Agua muy caliente: El cuerpo se pone pálido y provoca una sensación inicial desagradable. Tras un tiempo de exposición la piel enrojece y aparece una sensación de bienestar. Al finalizar se utiliza agua fría. Es bueno para mejorar la circulación.

Agua fría y caliente: Su uso alternativo es útil para mejorar la circulación sanguínea y aliviar congestiones. Además ayuda activar las defensas del cuerpo y a reforzar las paredes musculares de los vasos sanguíneos.

Dependiendo de la composición química del agua, también se pueden producir diferente respuestas corporales. Por un lado las aguas ricas en cloruros son utilizadas para el tratamiento de afecciones dérmicas. En cambio las aguas sulfatadas son útiles para incrementar los movimientos peristálticos del intestino y también son estimulantes de la bilis.

En resumen, la hidroterapia es una forma económica y útil de tratar muchos problemas corporales y de aliviar diferentes tipos de dolor.