Muchas algas has sido utilizadas durante años para combatir enfermedades como la tuberculosis, gripes, lombrices y artritis. Algunas como Laminaria y Sargassum se utilizaban para combatir el cáncer, y ciertas especies de Corallina se emplearon en reparaciones óseas. Las Dumontiáceas como remedio contra los herpes.
Además intervienen impidiendo la retención de líquidos y la celulitis, gracias a los minerales, las vitaminas y proteínas que aportan. Muchas veces son empleadas como ingredientes en cosméticos anticelulíticos.
Son muy convenientes para las dietas de adelgazamiento. Esto se debe a que contienen mucha fibra, lo cual ayuda a saciar el apetito, a regular el tránsito intestinal y a eliminar grasa. Aportan yodo, mineral esencial de las hormonas tiroideas responsables del metabolismo. Además son muy bajas en calorías y en grasas.
Su alto contenido en potasio, mucho mayor que el de sodio, ayuda a reducir la presión sanguínea en personas con hipertensión.
Constituyen un suplemento dietético muy beneficioso para evitar la caída de cabello y para fortalecer pelo y uñas, gracias a los nutrientes que aportan.
Algunas algas también ayudan a frenar el estreñimiento, especialmente el alga Musgo y el Agar-Agar.
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