El aceite de Rosa Mosqueta se extrae de las semillas de un arbusto silvestre procedente de la familia de las rosas. Tiene ácidos grasos esenciales, como el omega 3, omega 6 y el linoleico, antioxidantes y vitaminas A, C y E.
Tiene propiedades que lo hacen muy apropiado para su uso medicinal. Muchos estudios han llegado a la conclusión de que este aceite ayuda a combatir ciertas dolencias. Además es muy empleado en productos de cosmética.
Sus propiedades antioxidantes ayudan a retrasar los signos de envejecimiento prematuro y la aparición de arrugas, estimulando la producción de colágeno y reduciendo las líneas de expresión.
El aceite de Rosa Mosqueta es regenerador, por lo que ayuda a reducir estrías y manchas en la piel. Los ácidos grasos esenciales mejoran la pigmentación de la piel y su textura. Además ayuda a proteger de los daños causados por la radiación solar.
Sirve para hidratar pieles secas, mejorando los niveles de humedad y creando una barrera impermeable que impide la pérdida excesiva de agua.
Ayuda a disminuir el tamaño de cicatrices y quemaduras, estimulando la formación de piel. Los ácidos grasos mejoran la flexibilidad y la permeabilidad, mientras que las vitaminas ayudan a que la cicatrización sea correcta e igualan el tono y la textura.
Alivia el dolor producido por enfermedades como la artritis o la osteoartritis, por lo que funciona como analgésico en estos casos.
En personas con obesidad, el aceite de Rosa Mosqueta ayuda a prevenir la aparición de enfermedades cardíacas, reduciendo los factores de riesgo que las causan. Disminuye los niveles de colesterol en sangre y la presión arterial.
Regula los niveles de azúcar en la sangre, por lo que también se puede decir que previene el desarrollo de diabetes.
Las vitaminas y los antioxidantes estimulan la circulación y activan el sistema inmunológico, mejorando nuestras defensas y protegiéndonos de ciertos microorganismos.
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